En esta etapa fisiológica femenina se presentan diversas dolencias que se deben atender en conjunto para una mejor calidad de vida. El acompañamiento de la pareja es importante.
La menopausia y el climaterio son cambios fisiológicos que producen alteraciones en la calidad de vida de la mujer, al no ser tratados de forma correcta. La sexualidad femenina no es ajena a estas afectaciones. El Dr. Teddy Madero Trelles, ginecobstetra y presidente de la Sociedad Ecuatoriana de Climaterio y Menopausia, explica algunos detalles a tomar en cuenta.
En lo referente a la menopausia, el especialista indica que es la pérdida de la menstruación, por una falla ovárica en la producción de sustancias hormonales en cantidad y calidad. El climaterio –en cambio– es un síndrome que abarca un número de signos y síntomas, que se deberían presentar 10 años antes y 10 después de la menopausia.
Se debe considerar, aclara, que los síntomas no son iguales en todas las mujeres, “unas presentan más malestares, otras solo sienten exceso de calor o sudoración. También, hay pacientes con mucha irritabilidad, etc.”. Es por ello, que se determina un tratamiento específico según las necesidades y después de realizar algunos exámenes a detalle. Con el paso de los años, los especialistas ya no suministran una terapia hormonal, sino una de reemplazo de la menopausia. Con ello, se da opción a diversas alternativas terapéuticas, cuando la mujer –por algún motivo– no puede recibir hormonas.
Este hipoestrogenismo trae consigo trastornos en la sexualidad y si llega a la menopausia con cierto grado de comorbilidades (diabetes, presión alta, hipotiroidismo, obesidad), su cuadro sexual se agrava. Cuando se habla de este tema en el Ecuador, afirma Madero, se torna más complejo, “somos una sociedad represiva, que no permite que la mujer madura tenga una relación sexual satisfactoria, peor aún si es divorciada o viuda”.
Para un mejor tratamiento se recomienda que la paciente asista a la consulta con su pareja. Esto posibilita que el procedimiento se individualice y, en ciertas ocasiones, también se sugiere que busquen terapias de pareja. Para este ginecobstetra, una adecuada psicoterapia es el 50% del éxito del tratamiento.
En el aspecto farmacológico existe un sinnúmero de reemplazos hormonales, que ayudan a la elevación de los estrógenos. Para conocer el adecuado se realizan varios exámenes de laboratorio, pruebas hormonales, hepáticas, renales, mamografías, ecografías, del endometrio, ovarios, etc. Cuando la mujer, en ciertos casos, no puede suministrarse hormonas, se cuenta con la tibolona, por ejemplo. Esta se utiliza para los síntomas de la menopausia y osteoporosis; el chip de testosterona, que mejora la actividad sexual; las cremas vaginales o los fitoestrógenos, que han ganado campo en el mercado, entre otros.
Entre los principales síntomas que se presentan en esta fase fisiológica femenina están la irritabilidad, la depresión y la ansiedad. Es por ello, que es muy importante realizar un análisis médico conjunto entre el ginecólogo, endocrinólogo, psiquiatra y demás especialistas.
Los síntomas empiezan a acentuarse a partir de los 50 años, a los 55 se duplican y pasados los 55 se triplican. Debido a esto, explica Madero, en la actualidad también se pone atención a la parte cognitiva de la mujer, “el cerebro es el sitio donde más receptores hormonales existen y se afectan enormemente en esta etapa de la vida. Una mujer con problemas de trastorno cognitivo tiene varias alteraciones, en especial en el aparato urogenital”.
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