En diciembre se conjugan varios factores que afectan el sistema respiratorio: los virus estacionales, el invierno y la alteración de hábitos alimenticios.
En el último tramo del año, las temperaturas descienden y se presentan continuas lluvias que obligan, a un buen porcentaje de la población, a dejar o postergar la actividad física a la que habitualmente están acostumbrados. Por estas condiciones climáticas, los ambientes de los hogares permanecen más aislados, sin la ventilación que se frecuenta en verano. Los espacios interiores retienen virus y partículas en el aire, que son vectores de contagio y aumentan la incidencia de las afecciones gripales, influenza e incluso rebrotes de covid-19.
Otra causa que influye, es el carácter festivo de la época. Las personas salen a divertirse sin tomar las precauciones debidas para evitar los cambios bruscos de temperatura; y, la alteración de los hábitos alimenticios, caracterizada por un alto incremento en el consumo de azúcar, que perjudica a las defensas del organismo.
Varias son las acciones de prevención que se pueden adoptar. Una de las inmediatas es mantenerse al día con las vacunas. Existen campañas de salud que promueven las entidades públicas en el ámbito escolar para proteger a los chicos. Es importante, sobre todo que los grupos vulnerables como menores o miembros de la tercera edad estén con todas las dosis recomendadas. La otra, es alimentarse correctamente para elevar la capacidad inmunológica y evitar un posible contagio.
La Dra. Ana Altamirano, nutricionista de Vita Alimentos, explica que un régimen adecuado, debe ser rico en proteínas, probióticos y vitamina D, lo cual contribuirá a tener un sistema resistente ante la propagación de enfermedades. De acuerdo con la especialista, una dieta sana, equilibrada y que ayude al fortalecimiento de la respuesta del cuerpo, debe incluir tres macronutrientes:
• Proteínas: aportan los aminoácidos esenciales para el cuerpo humano y se encuentran en huevos, carnes o lácteos de alto valor biológico.
• Grasa: son indispensables, siempre y cuando se elijan alternativas saludables, como aceite de oliva, aguacate, mantequilla o ghee.
• Carbohidratos: contribuyen con energía y fibra. Están presentes en frutas, cereales como la avena, néctar de frutas y lácteos.
“Cuando uno de estos macronutrientes no está presente, el cuerpo se vuelve vulnerable ante cualquier patología o enfermedad”, manifiesta. Agrega que, dado que el sistema inmunológico es un conjunto de tejidos, células, órganos y bacterias benéficas, que trabajan juntos para mantener el cuerpo humano saludable, una ingesta rica en estos alimentos favorecerá su correcto funcionamiento.
El consumo de vitamina C (contenida en la fruta y néctares de fruta), así como de lactobacillus (presentes en yogur) y fibra (como la avena), será clave para mejorar la salud gastrointestinal y, por lo tanto, inmunológica.
Los lácteos son grandes aliados. De hecho, “se ha demostrado que varios nutrientes y componentes bioactivos de estos productos reducen la inflamación, lo que, a su vez, mejora la función inmunológica”, resalta la experta.
Otra sugerencia es limitar el consumo de azúcares añadidos, alimentos chatarra y grasas saturadas, ya que el exceso de estos tiene efectos negativos en la respuesta inmunitaria.
Fuente: boletín emitido por el gabinete de prensa de Vita, recibido el 11 de diciembre de 2023.
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