La luz pulsada policrómica es un tratamiento rápido y sencillo que ayuda con el ojo seco (producción reducida de lágrimas). Esta dolencia se presenta por la resequedad visual debido al cambio de temperatura, rayos ultravioletas y demasiadas horas frente a equipos electrónicos, entre otros.
El ojo seco es una afección frecuente, que aparece cuando la producción de lágrimas es insuficiente y no permite lubricar al órgano de forma adecuada. La resequedad del clima o el cambio de estación tienen incidencia en esta patología visual, que aumenta como consecuencia de los factores propios de la época: altas temperaturas, polvo, viento, uso habitual de aire acondicionado y radiación ultravioleta. En la actualidad, la elevada exposición a dispositivos electrónicos, debido al confinamiento, genera una disminución del parpadeo, lo que también afecta a la resequedad ocular.
De acuerdo con Fitha Vásquez, oftalmóloga de la Clínica Andes Visión, los principales síntomas de esta condición pueden ser la sensación de un cuerpo extraño en el ojo, ardor o comezón, sensación de punzadas, presencia de mucosidad viscosa en los ojos o alrededor de estos, sensibilidad a la luz, enrojecimiento, dificultad para usar lentes de contacto, ojos llorosos, lagrimeo y visión borrosa o fatiga ocular.
Uno de los más innovadores tratamientos para esta dolencia es la luz pulsada policrómica o también conocida como ‘luz fría’. Su procedimiento consiste en aplicar en la región del pómulo y la zona temporal, destellos que estimulan las glándulas de Meibomio para ayudar a recuperar sus secreciones. Este moderno sistema, al cabo de cuatro sesiones, y con pocos minutos invertidos en cada una, conseguirá progresivamente que la película lagrimal recupere su estructura normal y los síntomas relacionados a la sequedad desaparezcan.
En el portal de Gutiérrez Amorós se explica también el método. El primer paso antes de cada sesión es verificar que no hay ninguna contraindicación. Para ello, es preciso responder a una serie de preguntas. Es importante realizar una medición automática del tiempo de ruptura del lagrimal (conocida como BUT), análisis cualitativo y cuantitativo de la capa lipídica, análisis cuantitativo de la capa acuosa y análisis cualitativo de las glándulas de Meibomio de los párpados inferiores y superiores.
El paciente se sienta en una silla reclinable para estar cómodo, se le coloca protectores sobre los ojos, se aplica un gel y el especialista administra series de cinco pulsaciones o flashes, desde el interior hacia el exterior. Por último, se limpia la piel con agua, una vez terminada la intervención.
Las personas que sufren de forma más severa la patología, clasificada con grado tres o cuatro, necesitarán atención simultánea de párpados superiores e inferiores, para lo cual se cubrirá́ el globo ocular con un protector opaco, en contacto con la córnea. En estos casos también se consiguen mejorías de uno a dos grados.
Según los datos que maneja la Clínica Andes Visión, y de acuerdo con la experiencia en otros países, luego de acceder al tratamiento completo, con luz pulsada policrómica, el 96% de usuarios lo recomienda, el 83% confirma una notable mejoría de sus síntomas y el 53% ha dejado de usar lubricantes en gotas y, a la vez, disminuye el malestar ocasionado por la resequedad ocular.
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