El grupo comprendido entre 18 y 85 años sería el primero en recibir la vacuna. Pfizer investiga la seguridad, eficacia y capacidad de respuesta inmunológica. Otros segmentos etarios (de cero a 17 años), mujeres embarazadas y personas con enfermedades preexistentes deberán esperar una siguiente fase de estudios.
Una luz de esperanza comienza a brillar con más fuerza, cuando nos informan que estaría próxima la distribución de una vacuna que contrarresta los efectos del covid-19.
Grupos científicos, universidades, laboratorios y más, se hallan en una carrera contrarreloj para encontrar una solución preventiva a la pandemia, que nos tiene en zozobra desde el 2019 y que ha segado, hasta el momento, la vida de más de 900 000 personas, según los datos oficiales promulgados hasta el 10 de septiembre de 2020.
Entre las instituciones que han establecido programas acelerados en busca del antiviral, está Pfizer, transnacional que arrancó con sus estudios en enero de este año. Tras varias pruebas que consolidaron las fases uno y dos, hoy le imprimen todo el esfuerzo a la fase tres. Tal vez, la última etapa para que la vacuna llegue antes de que termine este inusual año.
Esta alternativa de inmunización, que tiene la mirada vigilante de agencias y agentes reguladores, especialmente europeos, ubicó como grupo prioritario a hombres y mujeres de 18 a 85 años, ya que los registros médicos evidencian que este segmento es el que más estragos y muertes presentó, luego de adquirir el covid-19.
En la fase tres se sigue evaluando la seguridad del antiviral, su capacidad de respuesta inmunológica positiva y aceptable en términos de la producción de anticuerpos que combatan al virus. En resumen, Pfizer quiere conocer si todo lo científicamente identificado es capaz de prevenir la propagación del popularmente conocido coronavirus.
Esta información fue proporcionada a PRILMED por la Dra. Graciela Morales, encargada de Mercados Emergentes para la Edición de Vacunas de Pfizer. Ella, afirmó que hasta el momento, los resultados de todos los estudios son alentadores. Sin embargo, cuando se le consultó sobre qué ocurrirá con los menores de edad (de cero a 17 años), las mujeres embarazadas, las personas con enfermedades preexistentes y otros grupos vulnerables, Morales informó que están en curso conversaciones con la Administración de Medicamentos y Alimentos de los EE.UU. (FDA, por sus siglas en inglés), ente que examina, evalúa y aprueba los productos relacionados con la salud. Esto implica que habrá que esperar y observar qué pasa con el grupo de 18 a 85 años, para luego atender a los más sensibles, entre ellos, los diabéticos, hipertensos, pacientes con HIV, hepatitis, etc.
A criterio de la también epidemióloga, Dra. Graciela Morales: “mientras más información se genere, más seguridad habrá”.
La vacuna será intramuscular, es decir, se suministrará en el deltoides del brazo (hombro) y la temporalidad de su aplicación dependerá mucho de los programas que cada nación promueva. Estos pueden ser estacionales como en el combate a la influenza o adherirse al esquema de vacunación que previene enfermedades.
Confiado en los buenos resultados, el laboratorio con sus oficinas principales en Nueva York, que actúa en alianza con BioNTech, trabajó en un plan de producción y distribución de la potencial vacuna desde enero y ha impulsado diálogos con las autoridades sanitarias de varios países, entre ellos Ecuador, para que se anexen a su estructura de acción y se doten de las dosis necesarias para apalear a la pandemia. En el caso de América Latina, donde Pfizer tiene una trayectoria de más de 60 años, Argentina y Brasil se sumaron a la maratónica carrera por la salud mundial.
En los últimos días, ha surgido un sinnúmero de novedades alrededor de los avances en la búsqueda de la vacuna. Por ejemplo, las investigaciones ejecutadas por la farmacéutica AstraZeneca y la Universidad de Oxford fueron puestas en pausa por precaución. La medida fue tomada de forma "rutinaria" luego de que un voluntario que recibió una dosis presentó una reacción grave, informó el martes 8 de septiembre un portavoz de Oxford.
Rusia y China, cada una por su lado, también formulan acciones para conseguir la tan ansiada vacuna, lo que amplía las posibilidades de buenos resultados. Además, se ha desafiado el desarrollo tecnológico que han experimentado los laboratorios y las farmacéuticas en los últimos años.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) no se queda atrás. Como organismo rector, promueve su ensayo clínico internacional, llamado Solidaridad. Entre las naciones enroladas como voluntarias, para el avance de estas pruebas, está Ecuador. La OMS estima que, desde noviembre, se suministren tres tipos de vacuna en 20 000 individuos (personal de salud, policías y uniformados de las Fuerzas Armadas), distribuidos entre Quito y Guayaquil, ciudades del país sudamericano que sufrieron un fuerte impacto por la pandemia.
Se prevé que en las siguientes semanas, un grupo de científicos tenga el protocolo final con los lineamientos del estudio. A partir de ello, queda en manos de los comités de ética y la Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria (ARCSA), su aprobación. El análisis compara opciones y tiene por objeto descubrir con rapidez si alguno de los medicamentos retrasa la progresión de la enfermedad o mejora la tasa de supervivencia. Podrán incluirse más medicamentos en el ensayo en función de los datos que vayan apareciendo sobre ellos.
Mientras no haya argumentos suficientes, la OMS advierte que los médicos y las asociaciones médicas deben abstenerse de administrar tratamientos no probados a pacientes con covid‑19.
Comments