Los trastornos y las crisis de ansiedad son las condiciones que tratan con frecuencia en las consultas. Su labor es clave para dar alivio al sistema de salud pública. Enfrentan el aumento de enfermedades, sobre todo de salud mental. Estos casos son derivados con especialistas.
Hasta el 2017, según los registros del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos-INEC (https://bit.ly/3k8Hy5d), las principales causas de enfermedad en el Ecuador fueron: apendicitis aguda, neumonía, diarrea y gastroenteritis, hernia inguinal y colelitiasis, en hombres mayores de 18 años; y, colelitiasis, seguida por apendicitis aguda, trastornos urinarios, neumonía e infección de las vías genitourinarias en el embarazo, en mujeres de este mismo rango etario.
Han pasado tres años y las frecuencias de estas patologías no sufrieron muchas variables hasta marzo de 2020. Desde este mes, la pandemia no ha dado tregua y obliga a los ecuatorianos a un confinamiento como la principal medida para protegerse del covid-19, una enfermedad que cambió la cotidianidad de los seres humanos, incluidas sus dolencias.
Para averiguar cuál es la realidad actual de las consultas médicas en esta especialidad, PRILMED conversó con el Dr. Édison David Endara, médico familiar, quien desde su palestra nos contó que, tras la llegada de la pandemia, las atenciones cambiaron notablemente.
Compartió que, antes de la cuarentena, las enfermedades más frecuentes eran diarreas, traumas menores, descompensaciones metabólicas diabéticas, infecciones gastrointestinales, dolores de cabeza, lesiones cutáneas, entre otras. Dijo que, luego del primer trimestre de este año, su especialidad tuvo que replantear el campo de acción y realizar ciertos ajustes al plan de respuesta a las enfermedades que comenzó a tratar en su consultorio.
Por ejemplo, describió que, con la restricción de la circulación vehicular, disminuyeron los accidentes de tránsito, por ende, la presencia de traumas.
Algo parecido ocurrió con los malestares estomacales o los dolores de cabeza. Estos se redujeron, ya que las personas tuvieron más tiempo para preparar los alimentos, respetaron los horarios de las comidas, diversificaron sus dietas, en fin, se desconectaron del estrés laboral. Sin embargo, no pasó mucho tiempo para que el encierro muestre sus consecuencias. La idea de contagiarse, limitaciones estrictas con la interacción con familiares y amigos, desempleo, deudas, escasez de alimentos, etc., desafiaron a los especialistas, a ser más prolijos antes de emitir un diagnóstico. Notaron que los dolores de cabeza –ahora– son producto de la incapacidad de manejar las emociones personales.
Este escenario, impuso la toma de decisiones inmediata para dar abasto a las ´nuevas dolencias´. Para el Dr. Endara: la realidad intramural (dentro de una casa de salud) o extramural (cuando hacen visitas a domicilio), el sistema (primer, segundo o tercer nivel) y la geografía (urbana, rural, región, etc.) son parte de los factores que definen los planes de salud que ejecutan los médicos familiares para atender a los pacientes. Señaló que cada galeno, debe discernir los riesgos, el equipo a utilizar, medio de transporte y horario, entre otras variables. Esto garantizará un trato humanizado y eficiente, que evite la exposición de todos a posibles contagios. Es así que, ante una crisis de ansiedad (enfermedad mental frecuente en los últimos meses), los médicos familiares fortalecieron varias rutinas clínicas como el abordaje, la atención integral, la observación y el interrogatorio; escenarios claves, que les respalda en la identificación de los problemas biológicos y psíquicos. Comentó que, en estos nueve meses de pandemia, ha diagnosticado y tratado hasta cuatro casos de trastorno o ansiedad, por semana.
El especialista acotó, que se pusieron a prueba todos los conocimientos adquiridos en salud mental. Su meta –y la de sus colegas– es resolver las crisis que detectan en las consultas. Sin embargo, reconoció, sin precisar porcentajes, que varios casos son trasladados a psicólogos y psiquiatras para su abordaje. El esfuerzo se encamina a que las competencias del médico familiar y ´los argumentos clínicos´ evalúen certeramente a los pacientes y disminuir la exposición de estos últimos a exámenes de laboratorio, imagen, etc.
Dada la crisis sanitaria que enfrenta el país, se formula el llamado a la ciudadanía para que haga su aporte, descongestionando al sistema de salud. Es decir, si una persona experimenta malestares procure acudir donde el médico familiar para que este le proporcione las primeras evaluaciones. Este es un paso clave, no solo para encontrar alivio rápido y oportuno, sino que, además, dará un respiro a los especialistas, quienes invertirán su tiempo y esfuerzo en los cuadros críticos.
Hay que anotar que, por las altas demandas registradas en las casas de salud (públicas y privadas) los pacientes se quejan que deben esperar varios días para obtener citas médicas, con neumólogos, neurólogos, psicólogos, psiquiatras, que son algunas de las especialidades muy solicitadas, actualmente.
El INEC también reporta que, en el caso de hospitalizaciones, solo en el 2019 se registraron 1 195 311 egresos hospitalarios, 24 054 camas disponibles en 633 establecimientos de salud a escala nacional (https://bit.ly/3k5bShe). Al momento, no hay una cifra real sobre el uso y capacidad de camas hospitalarias, que tiene el país. La información de los medios de comunicación, da cuenta de que, en ciudades como Guayaquil, Quito y Babahoyo, las casas de salud están al límite o desbordadas.
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