La radiación que emiten los equipos electrónicos incrementa la fatiga visual y otras dolencias oculares. En lo que va del presente año se estima que han escalado en un 75%, con relación al 2019, en este mismo período. Óscar Delgado, optometrista de Óptica Colors y excatedrático de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE), con matriz en Quito, explica que el número de consultas se ha elevado en esta proporción, como consecuencia del uso excesivo del computador o celular. Las personas de diferentes edades se han visto obligadas a recurrir a estas herramientas tecnológicas por el confinamiento de la población mundial, para combatir la pandemia ocasionada por el covid-19.
Hoy, los niños, adolescentes, adultos y miembros de la tercera edad pasan largas jornadas recibiendo clases virtuales, acoplándose al teletrabajo, atendiendo pedidos a domicilio mediante portales web, cumpliendo con citas médicas, realizando pagos en línea o simplemente en reuniones a través de zoom con la familia. Existe una infinidad de actividades de las cuales no se puede escapar.
Disminuir el brillo de las pantallas y mantener una distancia mínima de entre 30 y 40 centímetros es lo más prudente, como parte de las acciones preventivas. También es clave aplicar lágrimas artificiales dos o tres veces al día para lubricar el globo ocular, ya que el tiempo prolongado frente a estos equipos produce ojos rojos y resequedad ocular.
El especialista recomienda que se debe controlar de forma permanente la vista, más aún si es una persona que usa lentes. Lo ideal es hacerse un examen cada año, pero si se presentan cambios de visión u otras condiciones, es preciso acudir de manera inmediata con un profesional. El dolor de cabeza, pérdidas de la visión, lagrimeo, entre otros, son síntomas que alertan y anticipan la necesidad de ir con el médico.
Aunque, en ocasiones, resulta incómodo, es fundamental hacer pausas durante la actividad cotidiana. En las jornadas de trabajo o estudio es saludable alternar la actividad cada 20 minutos. Descansar y levantarse dejando la máquina para caminar por dos o tres minutos cambia el foco de la visión, lo que resulta en extremo beneficioso. Otro efecto silencioso y que no lo tomamos en cuenta es que las personas frente a un computador reducen su número de parpadeos a seis u ocho por minuto, cuando lo normal es hacerlo 18 veces. La sugerencia es clara: obligarnos a elevar esta función esencial.
Otras recomendaciones
Usar lentes con bloqueo para luz azul. Este espectro ocasiona daños en la retina, degeneración macular y alteraciones como la fatiga visual. El filtro sugerido contribuirá a que no aumente, de forma desmedida, la graduación en los pacientes con deficiencias optométricas.
Entre los cuidados naturales está la buena alimentación. Ingerir frutas o verduras ricas en betacaroteno (papaya, naranja, zanahoria y espinaca), sustancia que ayuda a proteger las células de la retina, afectadas por las radiaciones de los equipos electrónicos.
La sala de estudio debe estar perfectamente iluminada. Según datos proporcionados por la Clínica Santa Lucía, el equilibrio de la luz y el uso de un color relajante (blanco, lila, rosa) en las paredes del cuarto favorece a los niños que están conectados a las plataformas por sus clases.
Los muebles ergonómicos corrigen la postura. El escritorio o mesa de trabajo, donde se apoya el computador, requiere una altura de 70 cm, aproximadamente. El complemento ideal es una silla o asiento que tenga un mecanismo de regulación de altitud y brinde comodidad.
El monitor se ubica a la altura de los ojos. Para complementar esta recomendación, la separación entre la pantalla y los ojos es de 60 cm. Se aconseja que se lo ubique en un lugar lejano a las ventanas para evitar el reflejo de la luz natural.
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