La suspensión de las relaciones sexuales por un período determinado es una técnica que puede recuperar la pasión en las parejas. No es una receta universal, debe ser supervisada por un profesional y estar inserta en una terapia integral.
La técnica del ‘sex detox’ promueve la abstinencia sexual. De acuerdo con Ian Kerner, autor de un libro que popularizó este concepto, un período de 30 días permitirá resetear las relaciones de pareja –venidas a menos– para comenzar de nuevo. Parece un principio sencillo de entender, difícil de ejecutar. Al menos, por cuenta propia. Siempre será necesario llevar cualquier proceso de sanación de la mano de especialistas que guíen y definan correctivos en el camino.
El establecimiento del objetivo es fundamental para direccionar las acciones que se tomarán. Una posible respuesta, y la más frecuente, es descubrir o redescubrir la sexualidad. Es propio en la mentalidad humana que la implantación de límites genera expectativa. El deseo es la consecuencia lógica de lo que no se tiene. Y esta parece ser la idea de los defensores del ‘sex detox’.
La desgenitalización del placer es un principio antiguo, que orienta al individuo a conocer su propio cuerpo, lo que le gusta o lo excita. Esto le compromete a asumir la responsabilidad de su satisfacción de forma personal y no descargarla en la pareja. Un ejercicio que aporta en este sentido es prestar atención a los detalles de elementos visuales u olfativos durante un encuentro amoroso. Este juego puede conducir a una sesión exclusiva de besos o masajes relajantes. Sin la presión de culminar en un coito, habrá el campo necesario para expresar libremente los gustos particulares.
La Dra. Silvia Guevara, médica general y especialista en Sexología Médica, añade otros componentes para el análisis: “La genitalidad, representa el 1% del cuerpo. Y, ¿qué pasa cuando esta no responde porque la persona está cansada, estresada o atraviesa un proceso neuroendócrino o neurobiológico, que la puede llevar a perder erección o lubricación?”.
La sexualidad basada en lo genital origina ansiedad, al existir la posibilidad de no cumplir con las expectativas. En este escenario, la abstinencia resulta un recurso que libera presión. Sin embargo, esta medida por sí sola no brindará resultados positivos. En este período es imprescindible identificar los factores adversos y desarrollar herramientas para manejar el estrés.
“La aplicación de técnicas sexuales debe tener un momento y un fin determinados. Este objetivo es terapéutico y debe usarse de manera escalonada. Hay que entender que cada persona vive su sexualidad según circunstancias únicas y particulares”, explica la especialista.
Esther Balac, en su columna de El Tiempo publicada en septiembre de 2022, recoge algunos datos de un estudio publicado en The Journal of Sexual Medicine, que propone que la falta de actividad sexual puede conllevar al aumento del estrés, ansiedad e incluso depresión. Los efectos en el estado de ánimo se deben, principalmente, a la liberación de hormonas que se producen durante el clímax: las endorfinas, hormona de la felicidad, serotonina, oxitocina y dopamina, que causan sensación de placer y relajación.
La periodista añade que en este informe se asegura que una regular “actividad en la planta baja” contribuye a la salud vaginal y esto fortalece el sistema inmunológico. Y cierra su nota diciendo: “Por el momento, parecen más las desventajas del ‘sex detox’, pero no nos apresuremos, sigo leyendo al respecto”.
Lo que queda claro es que no se trata de una receta para todos los casos. El terapeuta debe ser quien evalúe. La técnica es muy buena, pero hay que saber conjugar el momento y a quién se la suministra. Todo esto como parte de una terapia integral que concilie una vida sexual saludable.
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