El término diabesidad fue expuesto en 2001 por Paul Zimmet, profesor del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Monash (Australia), para referirse a la estrecha relación entre el sobrepeso u obesidad y la diabetes. La dupla entre estas produce graves lesiones en el tejido hepático, músculo-esquelético y sistema cardiovascular.
En Ecuador, las tasas de afectación a la población por diabetes son cada vez más elevadas. Según la Escuela Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut), la prevalencia en la población de 10 a 59 años es de 1,7%. Esa proporción sube a partir de los 30 años; y, al llegar a los 50, uno de cada 10 ecuatorianos la padece.
De acuerdo al Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), en 2019, la incidencia entre sobrepeso y obesidad en niños de 5 a 11 años fue del 35,4%. En los adultos entre 19 y 59 años, se registró un incremento del 0,7% (sobrepeso) y del 1,18% (obesidad).
Para Karina Iturralde, especialista en Diabetología y Medicina Familiar, “las complicaciones a mediano y largo plazos de esta combinación aceleran la descompensación del paciente, situación que incluso lo pone en riesgo de muerte”.
Stephany Baquero, médico endocrinóloga, menciona que los pasos iniciales para enfrentar la diabesidad se centran en el cambio del estilo de vida, “basada en una terapia que comprende una mejor dieta alimenticia, disminución de la ingesta de grasas saturadas y aumento de la práctica deportiva”. Si con estas modificaciones el paciente no logra reducir los niveles de azúcar y peso, es indispensable acceder a tratamientos farmacológicos para su manejo clínico.
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