Las alergias y las enfermedades respiratorias tienen varios síntomas en común: tos seca, lagrimeo, picor nasal, sensación de fatiga, dolor de cabeza, sequedad y, en muchos casos, dificultad para respirar e incluso pérdida de sabor y olfato.
La mayoría de las veces esta sintomatología provoca desorientación, al punto de llegar a confundir un cuadro alérgico con una infección respiratoria o pulmonar. De acuerdo con el doctor Renner Farfán Intriago, médico neumólogo, director de la Clínica Santa Teresita de Portoviejo, los padecimientos respiratorios están definidos por una característica básica: no existe fluido nasal en quienes sufren este tipo de dolencias.
“Si un paciente me dice que tiene tos persistente, opresión en el pecho y siente dolor y debilidad en el cuerpo, lo más probable es que se trate de una infección respiratoria o neumonía”, afirma el especialista. “Podemos decir que los síntomas relacionados con dolencias pulmonares no se manifiestan de manera activa, mientras que, en el caso de una persona alérgica, el estornudo, el fluido nasal, la picazón en ojos, nariz y garganta, es una constante”, complementa.
Es determinante hacer un diagnóstico a través del análisis de la sintomatología, ya que las vías respiratorias de quien sufre alergias son más sensibles a las afecciones broncopulmonares.
Al contraer alguna enfermedad, como neumonía viral, un individuo con asma puede agravarse, si es que no ha sido atendido a tiempo. Por eso, Farfán es enfático en cuanto al cumplimiento del tratamiento y la toma de la medicación prescrita, ya que al producirse una inflamación en los bronquios, estos son más vulnerables a desarrollar una infección.
“La predisposición en los alérgicos es más grave en el caso del coronavirus, por ejemplo, en comparación con la gripe o la influenza. Por esta razón, la severidad si se contagia con coronavirus es peor y el riesgo de mortalidad de este virus es inminente o mayor”, acota el especialista. En este caso, hay que tomar en cuenta las infecciones bacterianas sobreañadidas. Es decir, la presencia de bacterias en los pulmones, que terminan provocando una neumonía bacteriana, explica.
De ahí la importancia de saber diferenciar los síntomas que expresan la presencia de una dolencia respiratoria, que por lo general registra secreciones faríngeas, y las alergias, en las cuales el fluido nasal es la característica. Distinguir los síntomas ayudará a un diagnóstico adecuado, ya sea con un alergólogo, un otorrinolaringólogo o un neumólogo.
En cuanto a las personas que sufren de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y que siguen un tratamiento riguroso, debido a la oclusión permanente de sus vías respiratorias, se recomienda llevar un monitoreo constante.
Todas estas precauciones tienen un complemento fundamental, que es el cuidado y la asepsia del paciente, sobre todo en aquellos que padecen de alergias. Lavarse las manos con frecuencia, ventilar los espacios de la casa, desinfectar objetos de uso frecuente como celulares y teclados, evitará una complicación en las patologías alérgicas.
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