Comer y beber en grandes cantidades no solo se refleja en un aumento de peso, también afecta a la salud de la piel. Si hay estrés, falta de sueño y bajas temperaturas, el cutis se altera con mayor facilidad.
El exceso de alcohol provoca la deshidratación de la superficie de su rostro, efecto que se duplica con la calefacción y las temperaturas frías, que dilatan los capilares faciales y aparecen la rosácea o telangiectasia. En cuanto a la alimentación, las comidas copiosas ricas en grasas y los dulces perjudican al proceso de digestión y consecuentemente a la piel.
Según, Asly Pérez, especialista en el cuidado de la piel de Domibella, “los dulces desencadenan la glicación, que daña las fibras elásticas y el colágeno. Provocan inflamación y acumulación de líquidos, en la zona del contorno de ojos, (bolsas y ojeras)”.
Es importante utilizar complementos alimenticios ricos en antioxidantes, vitaminas C, E, flavonoides, etc. Los minerales como magnesio, cobre y zinc; y, los ácidos grasos esenciales como omega-3, omega-6 y omega-9, ayudan.
Así también, ayuda el uso de serums, cremas hidratantes y nutritivas. Se puede realizar tratamientos faciales, colocar mascarillas, hacer peelings revitalizantes con vitamina C –que proporcionan luminosidad inmediata– y parches descongestivos para atenuar las bolsas en los ojos. La especialista recuerda que no hay que olvidar, “bajo ningún concepto, la limpieza del rostro, antes de acostarse”.
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