El aceite de krill es extraído de un minúsculo crustáceo similar al camarón, originario de la Antártida, se lo usa como un suplemento alimenticio. Esta rica fuente de ácidos grasos Omega-3, antioxidantes, fosfolípidos, colina y astaxantina contiene una gama de beneficios para la salud del corazón, cerebro, articulaciones e hígado.
Su compuesto también brinda un aporte importante, al hacer frente a la desnutrición crónica. A diferencia del Omega-3 tradicional, este aceite –con un aromático olor y sabor a vainilla– no produce reflujo gástrico.
Lo recomendable es ingerir dos cápsulas por jornada, por –al menos– dos meses. Entre los primeros 15 y 30 días, las personas comenzarán a notar resultados favorables en la prevención de afecciones cardíacas, digestivas, oculares, articulares y otras relacionadas con la inflamación crónica.
Con el objetivo de mejorar la calidad de vida de los pacientes, a través de productos innovadores y de calidad mundial, la empresa farmacéutica Impexpharm, incursionó hace dos años en el mercado ecuatoriano con la distribución del krill, “por su aporte significativo a la nutrición”, explicó su gerente Agustín Fernández Ferriolo.
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