La Agenda de Inmunización 2030 de la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce a las vacunas como una clave en la solución de problemas persistentes, que se derivan de las enfermedades infecciosas. También considera a la inoculación como una de las principales herramientas para garantizar el bienestar de las comunidades y su salud física. Por ello, su aplicación es indispensable para que los sistemas de salud puedan aprovechar de mejor manera sus recursos y plantear estrategias robustas de prevención.
Hasta junio de 2022, Unicef dio a conocer que, a escala global, existe un fuerte rezago en la aplicación de esquemas de vacunación completos en niños de 5 a 11 años. Esto reportó el índice más bajo de inmunización en 30 años. De acuerdo con la OMS, en las últimas tres décadas, la mortalidad infantil ha disminuido en más de un 50%, en gran parte gracias al correcto suministro de dosis.
En lo que respecta a la inmunización contra el VPH, existe una revisión sistémica de 138 estudios realizados en el mundo, que muestran el impacto positivo de la estrategia de vacunación, que genera hasta un 96% de disminución de infecciones constantes por el virus, así como una importante reducción en tasas de lesiones cervicales de grado alto y bajo y enfermedades no cervicales.
En Ecuador se ha emprendido una importante campaña para retomar este tipo de campañas. En los puntos de vacunación, no solo se aplican dosis contra el covid-19, también hay esquemas polivalentes para los más pequeños, para VPH o para contrarrestar la influenza.
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