Cómo el oído alerta un accidente cerebrovascular en curso
- Redacción Prilmed
- hace 2 días
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Un mareo inesperado, un zumbido constante en el oído o la pérdida de audición en un solo lado parecen molestias pasajeras. Esta situación suele atribuirse al cansancio o al estrés. Si embargo, pueden ser la primera señal de un accidente cerebrovascular (ACV). De acuerdo con varios estudios, el ACV es la segunda causa de muerte en el mundo y la tercera de muerte y discapacidad combinadas, con cerca de 13,7 millones de casos nuevos cada año y 5,5 millones de fallecimientos.
Estos datos son consistentes con lo que ocurre en Ecuador. El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) reporta que en 2022 las enfermedades cerebrovasculares fueron la tercera causa de muerte en el país, con 4 970 defunciones, superadas únicamente por las enfermedades isquémicas del corazón y la diabetes mellitus. “Muchas veces creemos que los cambios en la audición son problemas aislados, pero en ocasiones son la primera manifestación de un accidente cerebrovascular. Escuchar a tiempo a nuestros oídos salva vidas”, explica Ariana Araujo, audioprotesista de GAES Ecuador.
El oído interno es una de las estructuras más sensibles del cuerpo humano. Su correcto funcionamiento depende de un flujo sanguíneo delicado y de conexiones directas con el cerebro. Cuando se produce una interrupción repentina de la circulación (conocida como ictus), este equilibrio se altera de inmediato y aparecen síntomas que pasan desapercibidos. La pérdida súbita de audición en un oído, la aparición de un zumbido intenso o un episodio inesperado de vértigo no deben confundirse con una simple molestia temporal, ya que podrían indicar una afección neurológica en curso.

El cuerpo humano reacciona de manera inmediata a los cambios neurológicos causados por un accidente cerebrovascular. En el caso de la audición, la alteración no se traduce exclusivamente en escuchar menos, sino en un obstáculo real para interactuar con el entorno. Comprender una conversación, seguir el ritmo de una reunión o mantener el equilibrio al caminar se convierten en retos diarios. Con el tiempo, estas dificultades generan aislamiento social, pérdida de confianza y un deterioro emocional profundo. “No se trata de oír menos, es cómo esa limitación impacta en la comunicación, la autonomía y la vida social de las personas”, explica la profesional.
El oído puede convertirse en un perfecto aliado para detectar a tiempo un evento neurológico desapercibido. Prestar atención a cambios en la audición y acudir a un especialista protege este sentido y marca la diferencia entre una recuperación favorable y una vida con secuelas permanentes.


